¿Dejamos de ser felices cuando nos pagan?

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Quizás haya escuchado que la manera más fácil de hacer que a una persona le deje de gustar lo que hace es pagarle por la ejecución de dicha actividad. El racional o hipótesis es que cuando las personas recibimos un pago por algo, lo consideramos trabajo; pero, cuando nos toca pagar para realizar una actividad, tendemos a considerarlo diversión. ¿Cuál es tu opinión?

El Ejemplo de Tom Sawyer

En la clásica novela, “Las Aventuras de Tom Sawyer”,Mark Twain relata la historia de un inteligente y audaz muchacho que vivía con su tía Polly y su medio hermano Sid cerca del rio Misisipi. La historia empieza cuando Tom Sawyer es castigado por haberse peleado al salir de la escuela y haber ensuciado su ropa. Su castigo es realizar el trabajo de pintar la cerca de la casa de su tía.

Al ejecutar la actividad, Tom Sawyer pretende disfrutar de su trabajo excesivamente y les convence a sus amigos de que pintar la cerca en realidad no es trabajo. Tom les dice a sus amigos que pintar es una actividad muy divertida y espera que su tía le permita hacerlo todos los días. De repente, los amigos de Tom quieren pintar también, por lo que éste decide cobrarles por permitirles realizar esta actividad. Después de poco, los amigos de Tom no solo le pagan por el derecho a pintar, sino que también lo disfrutan.

Predeciblemente Irracionales

Dan Ariely, en su libro, “Predeciblemente Irracional”, habla de este fenómeno como, “El Costo de las Normas Sociales”. El racional de este fenómeno puede ser mejor entendido con uno de los experimentos realizados por Ariely y su colaborador Heyman. El experimento consistía en:

  1. Generar una actividad que pueda ser considerada trabajo,
  2. Pagar dos precios distintos (uno alto y uno bajo) a las personas que realizarían la actividad,
  3. Tener un grupo de control al que no se le pagaría nada y que haría la actividad como un favor, y
  4. Medir la efectividad del trabajo.

El trabajo consistía en colocar un círculo (que se encontraba en lado izquierdo de un monitor de computadora) dentro de un cuadrado (que se encontraba en el lado derecho). La tarea duraría cinco minutos y se ejecutaría de manera simple con el mouse. El objetivo era estudiar cuántas veces se realizaría la tarea en el lapso de cinco minutos. Los pagos para las personas que ejecutarían la tarea serían: a) $5.00 al primer grupo, b) $0.50 (centavos) al segundo grupo, y c) Nada al tercer grupo (se les pidió como un favor). ¿Los resultados?

El primer grupo colocó el círculo en el cuadrado en promedio 159 veces; el segundo grupo 101 veces; y el tercer grupo 168 veces. Esto sugiere que:

  1. Las personas realizan mejor una actividad cuando es un favor y hay un pago de por medio,
  2. Si la tarea es pagada, es más efectivo pagar cantidades representativas,
  3. Pagos menores o pequeños bonos (como 0.50 centavos) disminuyen la efectividad en la realización de una tarea.

¿Cómo mejorar la productividad laboral sin incentivos monetarios?

Ariely y Heyman realizaron el mismo experimento, pero, a diferencia de ofrecer un pago monetario a los dos primero grupos, ofrecieron un regalo de equivalente valor. Al primer grupo se les pagó con una caja de chocolates Godiva y al segundo con una barra de Snickers.

¿Los resultados?

El grupo uno obtuvo un resultado promedio de 169 y el grupo dos un resultado promedio de 162 veces. Es decir, esta ocasión los dos grupos tuvieron niveles de productividad similares o mejores a pagarles $5.00.

Margaret Clark y Judson Mills (1979), sugirieron que los humanos vivimos en dos mundos: uno donde aplican normas sociales, y otro donde aplican normas de mercado.

  • Normas Sociales: las normas sociales aplican cuando asistimos a alguien a cambiar una llanta de su vehículo, cuando ayudamos a un familiar a mudarse de casa, cuando invitamos a cenar a nuestros amigos, o cuando apoyamos a un proyecto que es de nuestro agrado.
  • Normas de Mercado: Por el contrario, las normas de mercado aplican cuando vamos a comprar algo, cuando recibimos un sueldo por nuestro trabajo, cuando pagamos arriendos, préstamos, intereses, y hacemos análisis costo-beneficio para tomar decisiones.

Las normas sociales y las normas de mercado no se mezclan bien. Por ejemplo, si nos invitan a una cena en la casa de un amigo, y al finalizar, preguntamos, ¿cuánto te debo?; continuando con, “por una cena de estas, ¿serán unos $100.00?”; estaríamos rompiendo las normas sociales y se nos consideraría mal educados.

De igual manera, si a un trabajador le pidiéramos que realice un trabajo que le tome todo un día, y al final, simplemente le agradeceríamos, y nos rehusáramos a pagarle por su trabajo, estaríamos rompiendo las normas de mercado, y se nos consideraría ladrones.

¿Cómo aplicar normas sociales en el trabajo?

8 consejos para mejorar la productividad de tus trabajadores

En las relaciones laborales, las normas que aplican son de mercado. Sin embargo, las empresas que han logrado que sus colaboradores apliquen y sientan normas sociales (adicionales a las normas de mercado) en su trabajo diario son las empresas que han llegado a ser reconocidas como las mejores empresas para trabajar. La pregunta clave es: ¿Cómo lo hacen?

Imagínese por un momento alguna actividad de su agrado que implique interactividad social. Esta actividad podría ser algún deporte, algún hobby grupal, actividades con su familia o amigos (como salir a comer), o pertenecer a alguna organización. Ahora, reflexione sobre las interacciones que se dan al realizar esta actividad. Probablemente, tiene algunos de los siguientes elementos.

  1. Reglas de Juego: usted sabe que es considerado apropiado o inapropiado en la actividad que es de su agrado. El grupo tiene una dinámica en la que existen algunas reglas, como la hora y día de inicio de su reunión.
  2. Funciones y Procesos: de igual manera, las personas de su grupo conocen su rol. Es decir, saben qué deben hacer y cómo hacerlo. Si usted es el que invitó a su familia a comer, usted sabe que debe pagar la cuenta.
  3. Condiciones Físicas: cuando usted sale a divertirse con un grupo, probablemente espera que el lugar sea de su agrado. Las personas que juegan golf dicen disfrutar de una mañana soleada en los grandes campos verdes, lejos del ruido citadino, y acompañados de sus amigos. El ambiente físico es de suma importancia.
  4. Evaluación y Reconocimiento: en el caso de deportes, existen sistemas de medición, como goles, aros, puntos, etc. En el caso de actividades sociales, existen abrazos, agradecimientos, reconocimientos, etc. Es necesario sentir que la actividad que realizamos es un beneficio (un pequeño lujo) que nos damos.
  5. Beneficios Adicionales: la mayoría de personas se alegra con sorpresas gratas, como ver a un viejo amigo, recibir un regalo inesperado, una buena conversación en la sobremesa, o un poco de popularidad.
  6. Sentido del Humor: las risas amenizan los buenos momentos. Las personas tendemos a sentirnos bien cuando hay buen humor, y consideramos los momentos en los que nos reímos, generalmente, buenos momentos.
  7. Capacitación Continua: en el deporte, las reuniones, o las organizaciones, la mayoría de personas tenemos una necesidad de continuar asistiendo, porque nos gusta sentir que aprendemos y avanzamos, y cuando nos sale algún malabar o acción que ni nosotros nos creíamos capaces de hacer, nos sentimos muy bien.
  8. Liderazgo y Coaching: todo grupo tiene un guía, un mentor, un conector, un motivador, una persona que une al grupo. Este liderazgo es importante en todas las actividades, ya que permite que la interactividad funcione mediante comunicación continua, y nos hace pensar en la importancia de las cosas que hacemos.

En síntesis, cuando se piensa exclusivamente en beneficios monetarios para mejorar el clima laboral de una institución, de seguro no se lograrán los objetivos. Es necesario motivar un ambiente en el que los colaboradores sientan que es un privilegio pertenecer al grupo selecto de la empresa, y que las reglas que manejan la interacción del grupo, son reglas sociales, reglas que nos unen y que nos vuelven más productivos que las reglas de mercado.

Si preguntamos a cualquier trabajador si prefiere un regalo o dinero como premio extra salarial a su desempeño, la respuesta siempre será que prefiere el dinero. Sin embargo, para impulsar un mejor ambiente, siempre será mejor un regalo.